
Hoy toca medir. He bajado 700 gr. y 1,5 cm. de cadera. Es genial porque estoy perdiendo ¡solo de donde necesito! Lo cierto es que me siento genial, ligera, animada, optimista y feliz.
No tengo hambre ni ganas de comer, sin embargo cuando como lo disfruto a tope. Mi mente está creativa y ¡mi líbido ha aumentado!
Hacía años que no me sentía tan bien y tan joven.
Esta noche me he permitido una licencia “no permitida”: he probado un poquito de queso y me está dando la lata en el estómago. La vuelta a la alimentación debe ser paulatina, y un queso –y encima era añejo-, pues no es lo más adecuado. De los errores se aprende.
Por lo demás, todo sigue siendo fácil y muy llevadero. El polen me da energía. Seguiré tomándolo después de que acabe la dieta porque es un regalo de las abejas para ayudarnos a reforzar nuestro sistema inmunológico, y en otoño es muy conveniente tenerlo cerca.